domingo, 16 de noviembre de 2008

Desacreditaciones Olímpicas




Cada vez que una delegación deportiva argentina participa en alguna competencia internacional ocurre algún tipo de equivocación que, casi siempre, deviene en escándalo. Pero el caso de los Juegos Olímpicos de Amsterdam superó todo lo conocido en desorganización.
La cosa empezó cuando nuestra delegación arribó a Holanda. Todas las acreditaciones se habían mezclado y, por caso, el representante de salto en largo, Wenceslao Santamaría, fue anotado en la competencia de natación en 100 metros estilo mariposa. Poco pudieron hacer los delegados ante el hecho consumado, excepto obsequiarle el libro “Johnny Weissmuller para principiantes”. A nuestro atleta no le quedó otra que competir. Los cronistas no podían con su asombro. No era para menos: Santamaría saltó casi ocho metros desde el borde de la pileta, sacando una clara ventaja por sobre los demás nadadores. Lástima que no pasó de allí. Una vez en el agua, el argentino se hundió como una piedra porque… no sabía nadar. Por suerte, la rápida intervención del grupo de salvataje lo sacó con vida del agua.
Otro de los afectados fue el levantador de pesas Alfredo “Gordo” Funes, quien terminó anotado en gimnasia rítmica femenina. El día de la competencia Funes, con una peluca rubia, malla de lycra color fucsia y unas cintas rojas, hizo su presentación al ritmo de un vals de Richard Strauss. Si bien el crédito argentino no se distinguió por su delicado estilo, logró impresionar a los miembros del jurado, cuando levantó literalmente a un par de ellos y realizó una serie de malabares con sus cuerpos, llevándose la medalla de plata. Un rumor que corría entre los pasillos de la villa olímpica aseguraba que no le habían dado la de oro porque Funes no se había querido depilar. Pero quien realmente la pasó muy mal durante estos juegos, fue nuestro embajador, el doctor Juan María de las Mercedes Rivera Etchegoyen. Nadie sabe como fue que terminó anotado en la máxima categoría de judo. Fue así que el canciller festejó su cumpleaños 73 luchando contra el campeón Tsu Kano, un coreano de 134 kilos de nervios y músculos. Como prólogo a la pelea, Rivera Etchegoyen pronunció un emotivo discurso, de tres horas y fracción, por donde desfilaron los primeros atletas griegos, Guillermo Tell y el gol de Aldo Pedro Poy. Luego de que se aplacaran los insultos y abucheos del público, comenzó el combate. Antes de los 5 segundos, nuestro funcionario ya había visitado la lona unas catorce veces, pero, gracias a su gran experiencia política, Rivera Etchegoyen siempre caía bien parado. Merced a ello, logró un empate por puntos en fallo dividido.

(Texto e imágenes en coautoría con Carlos Leiro)

No hay comentarios: