domingo, 19 de septiembre de 2010

¿Hay equipo?


Escuchando las críticas de Nalbaldián a la estrategia aplicada por el capitán Modesto “Tito” Vázquez en los cruces para el primer día de enfrentamiento frente a Francia, volví a releer el artículo que escribió Juan Pablo Varsky luego de la derrota frente al equipo español en 2008.

Decía el periodista: "El padre de Del Potro discutió en su nombre las condiciones del acuerdo económico y le puso límites a la codicia de Nalbandian, que quería llevarse casi todo el dinero a su cuenta. El crack de Unquillo perdió la razón en la pelea por la sede. Ningún tenista quería ir a Córdoba porque el arreglo económico sólo incluía a David, imagen institucional del Banco de esa ciudad y sponsor oficial de la candidatura.
El viernes, Nalbandian ofreció una clínica de tenis. Lo paseó a Ferrer por todo el estadio y le dio al equipo argentino su único punto en la final. Siempre es un placer verlo jugar así, con su talento incomparable y sus golpes de máxima pureza. Pero ahí se acabó su aporte positivo. Más que líder, creyó que era el dueño del equipo. Y el capitán se lo permitió.
Hubo decisiones que pasaron más por Nalbandian que por Mancini. Por ejemplo, la conformación del equipo. Guillermo Cañas sabe que no estuvo en el equipo por la influencia de David, su compañero en el dobles ante los rusos. Del Potro y Calleri consolaron a Acasuso con abrazos y palabras mientras Nalbandian apenas se acercó y lo palmeó para cumplir con el protocolo".

Admiro a Nalbaldián como jugador, pero me sigue haciendo ruido su forma de ser. No se pueden sacar los trapitos al sol, cuando aún faltan tres partidos por jugar y aunque las chances de ganar sean mínimas. Eso habla del enorme ego del unquillense que le impide ser parte de un equipo.

No le vendría mal seguir ejemplo de las Leonas.